lunes, 27 de noviembre de 2017

Pertenecer  a algo es ser parte de eso otro, no es posesión, pertenecer es arraigarse a las entrañas de la tierra, hundirse entre las raíces del árbol, enlazar tus manos y las mías, nos pertenecemos porque nos fundimos, nos enlazamos, nos pertenecemos  porque somos lo mismo, nuestros átomos, células y cabellos son los mismos, pertenecemos a aquello que somos, pertenecemos a la Estrellas, a la Tierra pero no poseemos nada, ¿entiendes la diferencia?



Pertenecer es identidad, es ser en comunidad, sin perder tú esencia, poseer es arrebatar, separar, sustraer. Yo pertenezco porque soy, pertenezco a la selva porque soy la selva pero no poseo la selva porque eso querría decir que estoy fuera de ella, que la puedo coger, medir, saquear... ¡ no se puede! ¡ es una burda ilusión!

Sólo me separo de mi mismo cuando poseo, me arrebato mi esencia, saqueo mi alma...

Si pertenezco con ese sentido de pertenencia , vivo sabiendo que mis hijos pertenecen a la selva, al sol y  a la lluvia, y así no hay apegos, pues si somos Todo, ¿como vamos a sentirnos separados y solos?

Nuestros hijos no nos pertenecen como posesión, son un regalo que nos enviaron  desde el Cielo y la Tierra. Ellos están hechos de retazos de cuentos de estrellas y luces del alba crepuscular. Así como nosotros lo fuimos para nuestros padres y ellos para los suyos, el ciclo nunca acaba, nunca termina





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